Historia de Tánger. Memoria de la ciudad internacional

Quienes tenemos alguna afición, y Tánger más que una afición es una adicción, sabemos que el libro que acaba de publicar Leopoldo Ceballos,Historia de Tánger. Memoria de la ciudad internacional, está destinado a convertirse en un instrumento imprescindible en las bibliotecas personales de los tangerinos y de cualquier estudioso que se interese por la ciudad. De todo lo que he leído hasta ahora, en cualquier lengua y en cualquier tiempo, es probablemente el estudio más exhaustivo y sistemático sobre lo que su título promete: La historia de una ciudad a caballo entre dos continentes, entre tres culturas, que hablaba una veintena de lenguas, profesaba una docena de religiones, y enterraba a sus muertos en una docena de cementerios separados.

No es una novela ni un relato. “Yo soy técnico del Estado y lo que sé hacer son informes, y eso lo hago muy bien” me decía Leopoldo en persona cuando tuvo la amabilidad de regalarme un ejemplar. Y vaya que sí lo ha hecho bien. He leído su libro completo con espíritu crítico y pensando, a ver qué echo en falta, y no lo he encontrado. Sus gentes en todas sus etapas, sus instituciones, sus procedimientos simbólicos y convencionales, sus formas de relacionarse, su singular andadura como ciudad sin gobierno y paradójicamente gobernada por todos los países firmantes del Acta de Algeciras, están en el libro.

En cierta medida e indirectamente Historia de Tánger constituye una desmitificación de ese Tánger especial y americano en el que la mayoría de los tangerinos no nos reconocemos o, mejor dicho, no nos reconocemos del todo. Pienso que éste es el mensaje subliminal más logrado y probablemente no buscado del autor. La mayoría de quienes no vivieron en Tánger conocen de su historia novelada por gracia y obra de la fuerza literaria y los medios de difusión de que dispusieron los grandes escritores norteamericanos que por ella pasaron.

El libro de Leopoldo coloca de nuevo cada cosa en su lugar, en su justo valor, y termina apareciendo el Tánger real, el Tánger que fue. A través de sus páginas “exit” la ficción y entra la realidad pero de una forma tan natural que por momentos, leyendo la abrumadora cantidad de datos que ofrece, he pensado que estaba asistiendo a la proposición de un nuevo mito, el de que esa pueda ser la “verdad verdadera”. Y lo formulo así porque las mil verdades particulares que puedan existir, como el mismo autor reconoce, puede que todas sean verdaderas.

La primera parte del libro, Geografía, Población e Historia, me ha producido un efecto harto curioso: decenas de personajes tangerinos que menciona se me aparecieron mentalmente en sus casas, en los comercios, en las calles que transitaron, en los cafés y bares que frecuentaron, como si cobraran vida y no faltara ninguno. Agotado ese paseo inicial por las personas y las familias el libro se convierte en una explicación ordenada de las instituciones, la estructura socio-económica de la ciudad, su cultura. En mi opinión se trata de la mejor exposición de la gestión y el entrelazamiento espontáneo en una ciudad de tantas comunidades y tantas culturas, de una diversidad sin precedentes que en ningún otro lugar del mundo, a mi conocer, ha funcionado.

Leopoldo ha logrado con su libro proporcionar algo así como "todo lo que usted quisiera saber sobre Tánger y nunca lo ha preguntado". Es de agradecer que no haya mostrado ninguna indulgencia con los mitos más frecuentes ni haya sucumbido a ninguna ideología para presentar hechos y momentos cruciales de la historia reciente europea y española del siglo XX, aunque ello deje aún sin autor a unos momentos agitados de la historia de la ciudad. En resumen, se trata de un libro imprescindible en toda buena biblioteca sobre Tánger y un instrumento insoslayable para cuando la memoria flaquee y el tiempo borre y deforme los hechos de que ha sido testigo.

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